1. Lo básico siempre es lo primero: a la hora de vender siempre es necesario trabajar en la presentación de la propiedad. Inclusive si es sólo una vivienda en la que no has dormido ni una vez, disponer de muebles, cortinas, estantes y demás sólo para presentarla a mejor luz es una buena idea.
2. Conseguir varias estimaciones del valor de tu propiedad por profesionales es una buena guía para determinar el precio y una buena palanca a la hora de negociar con los posibles compradores.
3. Decide cómo piensas vender tu propiedad. La alternativa más segura es apostar por una empresa inmobiliaria que te ayude a vislumbrar las mejores posibilidades y te ahorre tiempo y riesgos.
4. Ten todos tus papeles en orden con antelación. De esta manera las ofertas y transacciones serán más rápidas y eficaces.
5. Si varios prospectos están interesados en tu propiedad es necesario escoger aquel que sea menos probable en echarse para atrás y que se mueva a tu ritmo. Además, tener una idea de sus historial financiero puede darte información valiosa para saber si honrará su compromiso de pago.
6. Sé claro y preciso a la hora de informar lo que incluye el precio. Desde calentadores de agua hasta estantes y muebles, estipula todo claramente tanto para evitar malentendidos como para hacer más atractiva la venta. Deja todo por escrito.
7. Ponte de acuerdo con las fechas, estableciéndolas de antemano. Hacerlo evitará cualquier malentendido a futuro.
8. Mantente en contacto. Cualquier problema se puede presentar y es tu responsabilidad resolverlo con antelación. Desde fallas en la plomería como dudas en el contrato de venta, tu atención al detalle evitará que el comprador se lo piense dos veces y asegurará la venta.